La torre de David

Texto y fotos en ByN Alejandro Cegarra

Las apariencias

La torre de David es un rascacielos empotrado en el centro de Caracas, 195 metros de altura, 45 pisos, dos torres.

Su construcción empezó en 1990 y en 1994 -tras una fuerte crisis financiera y bancaria que azotó a Venezuela- la construcción se detuvo con un 60% de progreso; 13 años después su construcción volvió a empezar, solo que esta vez no fue para albergar oficinas si no inquilinos.

En el 2007 el enorme edificio fue invadido por alrededor de 2 mil familias de las que quedan unas 1.300 según el último censo hecho por los mismos habitantes.

La torre de 196 mts de altura alberga, alrededor de 1.300 familias; la residencia de las familias es obvia a simple vista, la fachada original ha sido retirada para darle paso a bloques y antenas de televisión satelital.

La torre da la sensación de ser el verdadero símbolo de una Caracas que quiso pero no pudo ser, es una pequeña Venezuela, es el verdadero ejemplo de lo que hoy por hoy somos como país.

Fotografía de Jorge Silva.

Los habitantes de la torre se definen como partidarios de gobierno, a pesar de que este no les da respuesta a su situación.

Cuando alguien te describe la Torre de David, te da a entender que es el infierno en la tierra; rumores y mitos van y vienen respecto a la fama de sus inquilinos, el efecto boca a boca de lo que ocurre en su interior es potenciado cuando se hace una simple búsqueda de internet y se lee lo que los medios reseñan cada tantos meses: asesinatos, secuestros y violaciones.

Un joven que se identificó como «sindicalista» de la torre.

Leí sobre que hombres armados cobraban vacuna y que se manejaban a los inquilinos con la ley de la cárcel; debo admitir que desistí varias veces de acercarme con la cámara, la torre inspira miedo.

“Aquí se vive rico varón”

Algunas familias se unen para ayudar al vecino a construir poco a poco su apartamento.

La torre es un lugar asombroso, tanto por lo que se suponía que debía ser y por lo que es ahora, muchos de sus habitantes se sienten orgullosos de llamar a la torre de David su “hogar”, se esfuerzan para mejorarla cada día, algunos la ven como su proyecto de vida y otros tan solo como vivir en un lugar prestado.

Los apartamentos que se encuentran en el centro de los pisos y carecen de ventanas, tienen que colgar la ropa mojada en la sala de sus apartamentos.

Existe un consenso y es el más contradictorio con la fama que se gasta la torre, no hubo un solo habitante que me dijera que la torre es un lugar inseguro si no todo lo contrario, me explicaron que el mayor beneficio de vivir en la torre actualmente es su seguridad, que los líderes comunales habían logrado expulsar a las personas de mala conducta.

La comunidad dentro de la torre, organizada por la cooperativa Caciques de Venezuela, tiene vigilancia la mayor parte del día en el estacionamiento, para evitar robos y que personas ajenas a la torre entren y salgan a sus anchas.

Asdrúbal me explica que vivía en Petare y que constantemente tenía que llamar a su esposa, para saber si los malandros de la zona estaban merodeando a ver a quién robaban. “Aquí uno puede llegar tranquilo a las 2 ó 3 de la mañana y sabes que no te va a pasar nada”. En ese momento estaba Daniel, conocido como el “Gnomo”; dándome palmadas en la espalda me dijo con una sonrisa que delataba que algo iba a decir: “Aquí, aquí se vive rico varón

Explorando la torre

Son realmente dos torres, la torre A la más alta y visible desde casi cualquier parte del valle de Caracas, y la torre B que con “tan solo” 16 pisos.

Yohana vive en el piso 16, es madre soltera y explica que vivir con niños en la torre es un desafío.

Ambas torres se conectan por otra pequeña de también 16 pisos que solo es una escalera y un pasillo hacia cada torre.

Fotografía de Jorge Silva

Está el estacionamiento que llega hasta el piso 10, en cada piso abrieron una pequeña puerta improvisada para poder acceder a los pasillos. Hay mototaxistas que por 40 bolos te llevan a cualquier nivel.

Fotografía de Jorge Silva

La economía tiene su sitio dentro de la torre

La torre es un pequeño microcosmos del que surgen vendedores informales, quienes usan las fachadas de sus viviendas como vitrina.

El estacionamiento es fuente perpetua de ingresos, mayormente son los autobuses los que entran y salen.

El estacionamiento sirve como taller para algunos habitantes de la torre, la mayoría de las grúas no logran pasar por los techos bajos.

La economía informal también dice presente; hasta el piso 23, hay varios apartamentos que sirven de pequeños abastos donde se venden desde huevos, pan canilla, harina, jamón endiablado, hasta jabón de baño y detergente.

Los precios varían dependiendo de qué tan alto se tengan que subir los insumos.

En el piso 20 está Jonathan, quien arregla computadoras pero también te puede tatuar o abrirte un piercing donde quieras por un precio módico, o en el 6 está la Señora Becky, una agradable mujer de avanzada edad que por las tardes de los fines de semana vende ropa y helados.

María trabaja en su taller de costura en su apartamento. Fotografía de Jorge Silva

En la torre de David hay ciertas reglas que cumplir, como el pago de un condominio y la limpieza de los pasillos una vez por semana.

La otra fuente de ingresos es el condominio: 150 Bsf al mes por cada vivienda, es lo exigido para el mantenimiento de los espacios públicos, el pago de la electricidad y demás gastos.

Ellos descansan al filo de la torre. Fotografía de Jorge Silva

En los primeros pisos está la iglesia, el barbero, los mototaxistas y la cancha multiusos.

Luego en los pisos inferiores, están mayormente habitados por familias que llegaron en la primera invasión o que tienen algún familiar de la tercera edad, también están personas enfermas que no pueden subir hasta los pisos más altos, o que por alguna emergencia necesiten ser evacuados rápidamente.

La torre A está habitada hasta el piso 28 y la B hasta el tope hasta el 16, cada piso tiene una puerta que restringe el acceso a vecinos de otros pisos, las escaleras son un lugar húmedo y con poca iluminación y en todo momento alguien sube o baja con bolsas de comida o materiales de construcción.

Adriana Gutiérrez y su hijo Carlos, ven televisión en su apartamento en el piso 24. Fotografía de Jorge Silva

Carolina vive en el último piso habitado, el 28. Quiere estudiar ingeniería para poder arreglar el edificio.

Deyvid, coordinador del piso 28, me explica que tuvieron que cerrar el acceso a los pisos superiores porque muchos estaban subiendo la basura en vez de bajarla para que el aseo la retirara.

Tras abrirme paso para poder subir, me dio un consejo algo obvio: “Cuidado con los voladeros”.

Una mujer mira hacia afuera en su tienda dentro de la Torre de David. Fotografía de Jorge Silva.

Lo más extraño que conseguí en mi pequeña travesía al helipuerto, fue un perro en el piso 44, tomaba agua de un pequeño charco y se disponía a tomar sol cuando me vio; por su emoción al verme, solo pude pensar que el perro llevaba ya un tiempo sin ver a alguien por esos lares y, efectivamente, llevaba 2 semanas extraviado puesto que su casa estaba en planta baja.

La torre de David está habitada hasta el piso 28. Los siguientes 18 pisos están totalmente abandonados, cada cierto tiempo algún perro se pierde en los pisos superiores. Este llevaba dos semanas extraviado.

Tras subir  los 46 pisos hasta el helipuerto, los últimos 2 acompañado de “Goofy”, el estar entre las ruinas de lo que pudo haber sido el gran centro financiero de Caracas y ahora convertido en un barrio vertical, te hace pensar sobre el rumbo y el futuro del país.

Una niña maneja bicicleta en la terraza del atrio principal de la torre B; los espacios a medio terminar, suponen un peligro para los nuevos inquilinos de la torre, quienes han colocado algunas barandas en los lugares más peligrosos.

“Cuando la ciudad no se adapta a sus habitantes, sus habitantes se adaptarán a ella”.

Fotografía de Jorge Silva.

Diseño gráfico: Sala de Información.

15 comentarios en “La torre de David

  1. Me gustó mucho la metáfora del país como la Torre de David, pero siento que no me cerró por completo la idea. Igual, es uno de los textos más completos que he leído sobre este tema. Qué bonito que alguien haya tenido el valor de adentrarse y revelarnos las verdades que los medios no han querido publicar.

  2. Muy bueno… Tengo mucho tiempo con la inquietud y las ganas de conocer como era la vida dentro de esa torre… Muy buen trabajo.
    Es bueno que sepamos la realidad en la vive el venezolano, que ya no hay ranchos solo en los cerros, que ya la gente vive en numerosos edificios de Caracas en situaciones decadentes, que no tienen forma de cambiar su realidad y no tienen ayuda de ningún tipo… Triste pero cierto.

    • Paula: el «pecado original», el problema fundamental es esa cultura de la «ayuda externa», del «soy pobre, ayúdenme…» Es de lo que se aprovechan los gobiernos comunistas: mantener a la gente en la ruina para hacerlos dependientes eternos de «la ayuda» del régimen. Es una trampa mortal que mata todo lo que es energía creadora, voluntad de mejorar, dignidad humana. A mí me gustó la crónica porque describe cómo la gente se puede organizar para mejorar su situación (están mucho mejor ahí que en un cerro bajo unos cartones, vamos a estar claros!). Pero no lo hicieron por un esfuerzo de trabajo sino expropiando, robando, la obra de otros !! Y al Estado darle vía libre a esa óptica automáticamente le dice a la sociedad que son libres de tomar lo que no tengan, lo que quieran… Que eso de trabajar y conquistar con el esfuerzo propio lo que uno quiere es una trampa de la derecha burguesa, bla, bla, bla… Y la historia demuestra cuán equivocados están!! Tan es así que países comunistas líderes como Rusia y China ya están en vías de regreso de esos errores… Venezuela, en cambio, se dirige hacia el nicho equivocado que ellos están abandonando.

  3. Muy buen reportaje y buenas fotos, solo decirte ya que hay una fotografía extraída de una escena de «Homeland» la serie de televisión estadounidense donde aparece el protagonista Nicholas Brody y seria bueno que la identificaras. Por lo demás, bueno trabajo y gracias por compartirlo.

  4. Verdaderamente le felicito por su reportaje, existen muchos espacios geográficos de nuestro país decadente y pobre que no conocemos. Que tristeza ver la gente de Bolívar, de la Venezuela del petróleo en tan malas condiciones de hábitat…claro, el conformismo es su mayor enfermedad…y cuando vienen las elecciones…la misma vaina…Te felicito de nuevo.

  5. Muy estimados compañer@s:

    Dado el número de familias que viven y trabajan en la Torre de David, ¿no tendría sentido formar un Consejo Comunal o Comuna, y buscan fondos del gobierno (por ejemplo, de una «Misión Confianzas») al fin de comprar y la renovar las torres?

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